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Entra es un proyecto de discipulado por niveles y en formato audiovisual que pretende acompañar a la iglesia en su tarea de equipar líderes integrales. Los cuatro niveles del discipulado son:

N1: Convicciones

  • Lema: Cada creyente necesita todo el evangelio para vivir toda la fe en cada área de su vida
  • Conoce y profundiza en las bases bíblicas de la fe cristiana y reflexiona sobre cómo estas son necesarias para tu formación como discípulo y tu acción de transformación en el mundo.

N2: Carácter

  • Lema: Participa de toda la misión llevando todo el evangelio a todas las necesidades de la sociedad
  • Reflexiona en la cosmovisión cristiana y desarrolla habilidades prácticas que permitan: 1) articulación de la profesión con la fe, 2) producción de arte con perspectiva cristiana de la vida y 3) la elaboración de proyectos ministeriales de transformación social.

N3: Capacidades

  • Lema: Todo el ministerio para todos los creyentes todo el tiempo
  • Descubre y desarrolla tus habilidades, dones y demás equipaje para el ministerio mientras fortaleces tu carácter de siervo.

N4: Cosmo-misión

  • Lema: Participa de toda la misión llevando todo el evangelio a todas las necesidades de la sociedad
  • Reflexiona en la cosmovisión cristiana y desarrolla habilidades prácticas que permitan: 1) articulación de la profesión con la fe, 2) producción de arte con perspectiva cristiana de la vida y 3) la elaboración de proyectos ministeriales de transformación social.

¿cómo lo hacemos? El ciclo formativo CREO:

Contenido bíblico profundo

Relaciones formativas

Experiencias transformadoras

Oración Contínua

Experiencias

Álvaro Andrés Garzón (Licenciado en Literatura)
La doctrina y la vida cristiana suelen ser más complejas de lo que se ve a simple vista. La doctrina implica conocer una serie de contenidos e interiorizarlos para que se vuelvan parte de una cosmovisión de vida. Por otro lado, la vida cristiana implica aprender a forjar el carácter y a vivir de una manera que honre a Dios. En otras palabras, no son algo que se pueda trabajar de la noche a la mañana. Requieren tiempo y la tarea de ocuparse de muchos detalles y matices. Precisamente, el proceso de discipulado por niveles me ha permitido comprender estas áreas de manera integral; conocer el contenido de la fe de forma más ordenada e intencional. En mi experiencia, cada nivel fue el planteamiento de un reto de vida, desde comprender las bases de la fe hasta responder para qué estoy aquí en la tierra; desde aprender a forjar el carácter hasta responder cuál es mi papel en el cuerpo de Cristo y en la sociedad. Además, como valor agregado, vivir el proceso de forma grupal y con el acompañamiento de un líder, me ha dejado las relaciones más significativas que tengo hoy día. He tomado la decisión de iniciar estudios en el área de teología con el fin de servir a la iglesia y a la sociedad. Gran parte de esta decisión radica en la comprensión de los conceptos de misión y servicio trabajados en el discipulado.
Ángela Correa (Enfermera Jefe)
Mi nombre es Ángela Correa y hace ya unos años atrás empecé el proceso de discipulado. Este ha hecho desde entonces que mi manera de pensar y de vivir sea diferente a lo que en mi infancia pude haber planeado, no es que este discipulado haya presionado este cambio, es que su enseñanza y contenido hizo que se replanteara lo que para mí era un futuro anhelado. Después de haberlo hecho, finalicé mis estudios como enfermera profesional, y así con mil sueños y deseos en un mundo que promueve eso, la ambición por seguir escalando hasta llegar más alto que los demás (en todos los sentidos), y a medida de enfrentarme a la obsesión por trabajar, por conseguir aumento de sueldo, experiencia profesional para encajar, empecé a perder lo que después vi que no podía perder, mi tiempo, mi familia, y en especial mi servicio y relación con Dios, estaba perdiendo mis sueños, mi enfoque, y costó más de lo que imaginé, costó renunciar a mi carrera, a mi trabajo, a un sueldo soñado, para poder sentir que ganaba libertad para hacer lo que me llenaba el corazón, servir. No renuncié a mi vocación, porque sé que por algo Dios permitió que terminara mi carrera, pero después de mucho tiempo de haber hecho el discipulado volví a entender que todo lo que sé, y todo lo que tengo como dones y talentos los pongo a la disposición de Dios, y así y después de un año largo como voluntaria en una iglesia en Alemania, lejos de mi familia, amigos y país, Dios terminó de abrir mis ojos y de demostrarme que no necesito de un excelente sueldo y trabajo, que dependo de Él y que mientras le sirva, estaré cumpliendo su propósito en mí y cumpliendo a la vez con mis sueños.
Gabriela Machado (Ingeniera de Software)
"Haber tenido este proceso generó convicciones en mí desde muy joven que ahora como profesional hacen que marque la diferencia. Las convicciones claras me han ayudado para no dejarme torcer fácil en el trabajo pues en el ambiente laboral es muy fácil hacerlo."
Laura Salcedo
Laura fue parte de una segunda generación. Sus discipuladores fueron resultado del primer proceso aplicado. “Mi experiencia con el discipulado ha sido edificante. Han sido experiencias que me han llevado a tener una relación más profunda con Dios, que han traído grandes retos en mi iglesia y al momento de obedecer el llamado que Él me ha dado. En mi propia vida son retos que me han llevado a cambiar mi propio corazón y a evaluar mi contexto y mi manera de vivir. Además, considero que el discipulado ha formado mi carácter y ha tenido gran influencia en lo que soy hoy en día. Pero esa experiencia que viví no se acabó al ver todas las enseñanzas o cuando empecé a servir, sino que es un proceso que decidí llevar por toda mi vida; estoy en un discipulado permanente y ese fue solo el inicio.”
Andrés Correa (Licenciado en lenguas modernas)
El proceso de discipulado marcó un antes y un después en mí. Significó un cambio de perspectiva en mi misión de vida y me ayudó a entender mejor el propósito para el cual estoy aquí en la tierra. Yo comencé el proceso en mi adolescencia y creo que el haber comenzado a esta edad temprana me ayudó a direccionar mejor mi vida hacia el plan de Dios para mí. Es un proceso muy completo que me ayudó a crecer y conocer más de Dios. Te impulsa, te motiva, te inquieta, te direcciona, te entrena para usar todo lo que tú eres al servicio de Dios y así servir a otros y compartir el evangelio desde tu área, desde lo que tu eres. Recomendado 100%
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